Oh! Virgen Santísima de La Consolación,
que tu maternal bendición esté sobre mí
en el día, en la noche, en el trabajo, en el descanso,
en la salud, en la enfermedad, en la vida,
en la muerte, en el tiempo
y en la eternidad.
Santísima Virgen María, madre y abogada mía,
no permitas que te ofenda en este día
y para eso dadme tu santa bendición.
En el nombre del Padre,
del Hijo, del Espíritu Santo. Amén.
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